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Indicadores de calidad en centros sociosanitarios

Residencia de ancianos. Residencia para mayores y tercera edad en Bilbao Bizkaia y Vitoria Gasteiz Araba

Iker Martín
Responsable de Calidad
IMQ Igurco

 

«¿Estará bien?». Esta es probablemente una de las preguntas más recurrentes que las familias se hacen cuando llega el momento en el que un familiar mayor necesita ingresar en un centro sociosanitario ¿Cuál es el mejor? ¿Cómo sé que van a atenderle como necesita? Existen multitud de aspectos que se pueden tener en cuenta para tomar una decisión sobre la base de unos criterios objetivos y que podemos agrupar en dos grandes categorías: unos relacionados con las personas y otros con la propia organización y gestión del servicio.

Poner a las personas en el centro de los procesos

Cuando una persona mayor entra a una residencia, las fases de ingreso, acogida y adaptación resultan cruciales. Durante este tiempo la valoración integral de la persona permite conocer su situación clínica, cognitiva y funcional, además de hacerle partícipe de la elaboración de su plan de atención e historia de vida. De esta forma, los intereses, valores, creencias y otras preferencias de la persona mayor se tienen en cuenta a la hora de plantear las intervenciones y actividades en las que participará, convirtiéndola en protagonista de su plan de cuidados.

Por su parte, en lo que atañe a las personas familiares o allegadas, es importante valorar aspectos como si se recibe una información completa y actualizada, si se ofrece la posibilidad de participar en actividades, si se le da apoyo en aspectos relacionados con su familiar y si se dispone de un canal de comunicación accesible con el centro. Todo esto complementa las formas más tradicionales para conocer el grado de satisfacción de familias, como las encuestas o gestión de sugerencias y reclamaciones.

A diferencia de sectores más automatizados, en el sociosanitario la comunicación y los cuidados los llevan a cabo un equipo de profesionales especializados, que aporta su conocimiento y experiencia para dar respuesta a las necesidades de las personas usuarias y sus familiares, siempre, manteniendo la participación de la persona mayor en el ámbito de la comunidad (actividades culturales, intergeneracionales, asociacionismo o voluntariado, entre otras).

Procesos relacionados con la organización

Los centros sociosanitarios tienen la posibilidad, tal y como ha hecho IMQ Igurco, de integrar en su sistema de gestión diversas normas como son la ISO 9001 para la gestión de la calidad, la UNE 179003 de gestión de riesgos para la seguridad del paciente, o la norma Libera-Care de la Fundación Cuidados Dignos, relativa a la dignidad y atención centrada en la persona.

Una percepción común suele ser valorar la calidad de una residencia por sus servicios generales, como la presentación de la comida, el orden y limpieza o la lavandería y cuidado de la ropa y enseres de sus clientes.

Más allá de la provisión de estos servicios, y, atendiendo a la habitual situación de dependencia funcional severa de las personas residentes, y los riesgos relacionados con ella, es necesario poner el foco en detectar indicadores de riesgo sanitario que puedan limitar el bienestar de la persona mayor, para establecer planes de intervención que eviten su impacto:

  • Caídas: estudio de los factores relacionados con ellas para su corrección (optimización terapéutica, ejercicio físico, intervención nutricional, etc.).
  • Alteraciones del estado nutricional: detección de problemas relacionados con la ingesta por defecto, la masticación o la deglución para su corrección (adaptaciones de textura, suplementación nutricional y otros).
  • Síntomas psicológicos y conductuales: identificando y controlando los desencadenantes, adecuando el tratamiento cuando es necesario.
  • Úlceras por presión: el primer objetivo es identificar el riesgo existente orientado a evitar, mediante el abordaje nutricional y los cambios de postura, su instauración.
  • Sujeciones físicas: eliminar su uso, atendiendo a estándares de trato digno y centrado en la persona.

De esta forma, se garantiza una mejor gestión del servicio, estableciendo controles y definiendo indicadores que permiten medir de una forma objetiva la evolución y calidad de los cuidados prestados. Todo, siempre, con el objetivo final de identificar y abordar con mayor agilidad las distintas situaciones que pueden afectar a la persona mayor, minimizando los riesgos y mejorando la seguridad y la calidad de vida.

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